¡Hola familias!
Este mes en el Pódcast de Caperucita Rosa y de la mano del psicólogo Javier LLopis (@reflexiones_en_terapia) abordaremos un tema muy importante en el desarrollo de los peques: el vínculo y el apego. Estas dos palabras quizás las hayáis escuchado muchas veces, pero ¿qué significan realmente y por qué son tan importantes para el bienestar de nuestros hijos?
¿Qué es el apego?
El apego es ese lazo emocional que se crea entre el niño y sus cuidadores principales, generalmente, papá y mamá. Este vínculo es la base de cómo los niños aprenden a relacionarse con el mundo. A través de la seguridad que les brindamos, ellos aprenden a explorar, a confiar y a sentirse queridos.
Tipos de apego
El apego puede ser seguro o inseguro (por no ampliar este tema a otros tipos de apego vamos a simplificar en dos).
Cuando el niño siente que sus necesidades son atendidas de manera consistente (como consolarlo cuando llora o estar presente cuando lo necesita), desarrolla un apego seguro. Esto le da confianza para moverse en su entorno. y enfrentarse a nuevos desafíos.
En cambio, cuando el niño percibe que sus necesidades no siempre son atendidas, puede desarrollar un apego inseguro, lo que puede generar miedos o ansiedad. Esto no quiere decir que hay que estar «pegados» a ellos todo el tiempo, sino que se trata de estar disponibles cuando realmente nos necesitan.
¿Cómo fortalecer el vínculo?
Fortalecer el vínculo con nuestros hijos no requiere grandes esfuerzos, sino pequeños gestos cotidianos. Aquí les dejamos algunos consejos sencillos:
Tiempo de calidad: no se trata de estar todo el día, sino de tener momentos en los que realmente estén presentes con sus hijos. Jugar juntos, leerles un cuento o simplemente compartir una sonrisa.
Contacto físico: los abrazos, las caricias y el contacto piel con piel generan seguridad en los niños y refuerzan el vínculo emocional.
Escucha activa: aunque a veces las demandas puedan ser muchas, es importante que los niños sientan que son escuchados, y que sus emociones son valiosas.
Rutinas y consistencia: tener rutinas predecibles, como las horas de dormir o comer, les da a los pequeños un sentido de seguridad.
Los beneficios de un buen apego
Un apego seguro ayuda a que los niños crezcan, sintiéndose amados, confiados y listos para aprender. Además, les permite desarrollar relaciones saludables en el futuro, tanto con amigos, como con sus maestros y otras personas que los rodean.
Recordad que no se trata de ser padres perfectos, sino de estar presentes, ofrecerles amor y apoyo, y crear un ambiente donde se sientan seguros.
No os perdáis este pódcast que me hace especial ilusión grabar porque estoy segura de que como mínimo… creará un espacio de reflexión personal.
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