Desde hace mucho tiempo, los cuentos han sido una herramienta poderosa para transmitir conocimientos y estimular la imaginación. En la primera infancia, leer y contar historias no solo entretiene, sino que también favorece el desarrollo del lenguaje, la creatividad y la inteligencia emocional.

“Un niño que lee será un adulto que piensa” 

1.-Estimulan el desarrollo del lenguaje

Cuando los niños escuchan cuentos, se exponen a nuevas palabras, estructuras gramaticales y expresiones que enriquecen su vocabulario. Incluso antes de hablar, los bebés absorben los sonidos y ritmos del lenguaje, facilitando su futura comunicación.

2.-Favorecen la concentración y la memoria

Seguir la trama de una historia requiere atención y memoria. A medida que los niños escuchan cuentos repetidamente, comienzan a anticipar lo que viene y a recordar detalles, fortaleciendo su capacidad de concentración y su memoria a largo plazo.

3.-Despiertan la imaginación y la creatividad

Los cuentos transportan a los niños a mundos mágicos donde todo es posible. Esta exposición a nuevas ideas y situaciones estimula su creatividad y su capacidad para inventar sus propias historias, fomentando el pensamiento flexible y la resolución de problemas.

4.-Ayudan a gestionar emociones

A través de los cuentos, los niños pueden identificarse con los personajes y aprender a reconocer y gestionar sus propias emociones. Historias sobre miedo, alegría, tristeza o valentía les ayudan a comprender sus sentimientos y a encontrar formas de expresarlos.

5.-Fortalecen el vínculo con los adultos

Leer cuentos en familia crea un momento de conexión única entre niños y adultos. Es un tiempo de atención exclusiva que refuerza el apego y la seguridad emocional, brindando a los pequeños una sensación de protección y amor.

Crear el hábito de la lectura desde pequeños

No es necesario que los niños sepan leer para disfrutar de los cuentos. Desde bebés, pueden beneficiarse de escuchar historias, observar ilustraciones y tocar libros sensoriales. Lo importante es hacer de la lectura un hábito cotidiano y placentero, sin imposiciones ni presiones.

Leer con los niños no solo les abre las puertas al conocimiento, sino que también les regala momentos de magia, aprendizaje y conexión. ¡Un cuento al día es un tesoro para toda la vida!

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mamá con un bebé en brazos

¡Hola familias!

Este mes en el Pódcast de Caperucita Rosa y de la mano del psicólogo Javier LLopis (@reflexiones_en_terapia) abordaremos un tema muy importante en el desarrollo de los peques: el vínculo y el apego. Estas dos palabras quizás las hayáis escuchado muchas veces, pero ¿qué significan realmente y por qué son tan importantes para el bienestar de nuestros hijos?

¿Qué es el apego?

El apego es ese lazo emocional que se crea entre el niño y sus cuidadores principales, generalmente, papá y mamá. Este vínculo es la base de cómo los niños aprenden a relacionarse con el mundo. A través de la seguridad que les brindamos, ellos aprenden a explorar, a confiar y a sentirse queridos.

manos de mamá y bebé

Tipos de apego

El apego puede ser seguro o inseguro (por no ampliar este tema a otros tipos de apego vamos a simplificar en dos).

Cuando el niño siente que sus necesidades son atendidas de manera consistente (como consolarlo cuando llora o estar presente cuando lo necesita), desarrolla un apego seguro. Esto le da confianza para moverse en su entorno. y enfrentarse a nuevos desafíos.

En cambio, cuando el niño percibe que sus necesidades no siempre son atendidas, puede desarrollar un apego inseguro, lo que puede generar miedos o ansiedad. Esto no quiere decir que hay que estar «pegados» a ellos todo el tiempo, sino que se trata de estar disponibles cuando realmente nos necesitan.

¿Cómo fortalecer el vínculo?

Fortalecer el vínculo con nuestros hijos no requiere grandes esfuerzos, sino pequeños gestos cotidianos. Aquí les dejamos algunos consejos sencillos:

Tiempo de calidad: no se trata de estar todo el día, sino de tener momentos en los que realmente estén presentes con sus hijos. Jugar juntos, leerles un cuento o simplemente compartir una sonrisa.

Contacto físico: los abrazos, las caricias y el contacto piel con piel generan seguridad en los niños y refuerzan el vínculo emocional.

Escucha activa: aunque a veces las demandas puedan ser muchas, es importante que los niños sientan que son escuchados, y que sus emociones son valiosas.

Rutinas y consistencia: tener rutinas predecibles, como las horas de dormir o comer, les da a los pequeños un sentido de seguridad.

mamá junto a bebé sentado en la playa

Los beneficios de un buen apego

Un apego seguro ayuda a que los niños crezcan, sintiéndose amados, confiados y listos para aprender. Además, les permite desarrollar relaciones saludables en el futuro, tanto con amigos, como con sus maestros y otras personas que los rodean.

Recordad que no se trata de ser padres perfectos, sino de estar presentes, ofrecerles amor y apoyo, y crear un ambiente donde se sientan seguros.

 

No os perdáis este pódcast que me hace especial ilusión grabar porque estoy segura de que como mínimo… creará un espacio de reflexión personal.